viernes, febrero 20, 2009

MÚSICA Y LA EXPRESIÓN DEL SER

Las personas manifiestan dolencias o se encuentran perdidos cuando no están realizando lo que han venido a manifestar aquí en la Tierra, esto es, cuando el Yo Superior, el alma, no está expresando lo que había planificado antes de encarnar.

En términos musicales podemos decir que no está expresando el sonido propio, con todos los armónicos. ¿Qué son los armónicos? Los armónicos son los sonidos que se añaden al sonido fundamental de cada nota, especie de sobretonos que obedecen a leyes físicas y que otorgan la identidad sonora a cada instrumento. Son como su huella digital, así reconocemos inmediatamente el sonido de una flauta, de una trompeta, de una campana, etc.

Así, no es lo mismo escuchar una melodía tocada en un piano de calidad que ejecutada con una flauta de caña. Aunque esta última esté perfectamente construida y afinada, su versión sonará menos atractiva. El timbre rico en armónicos del piano se impondrá sin dudas.

Cada individuo, así como posee una huella digital, que lo hace único, original, dentro del reino humano, tiene una vibración, un sonido propio, singular, que él y sólo él es capaz de manifestar. Basta recordar las películas en que nos muestran cómo, a ciertos lugares puede ingresarse sólo a través de la huella digital o la voz de la persona autorizada.

En el plano físico la voz es el principal medio de expresión de esta nota propia.

Todas las personas al pasar por las pubertad cambiamos nuestra voz; es como una indicación que da el cuerpo físico para que nos demos cuenta de que es hora de liberarnos de todo condicionamiento adquirido hasta la fecha para comenzar a ser nosotros mismos.

Hablar y cantar con una voz rica en armónicos significa y simboliza que debemos expresarnos no sólo en los planos materiales sino también conscientemente irradiar, hacer sonar ésa, nuestra nota propia, en todos los niveles de  nuestro Ser utilizando el instrumento (léase cuerpo) que disponemos en cada uno de ellos: los cuerpos físico-etérico, emocional y mental en los mundos más concretos; el cuerpo causal (que alberga al Yo Superior) en el nivel búdico, el cuerpo de luz en el nivel espiritual y así por delante...

La Creación es como una Gran Sinfonía en la que cada integrante de cada reino participa con su nota propia. En Ella existen ciclos durante los cuales deben sonar sólo algunos instrumentos, ir de a poco silenciándose dando paso al solista u otros instrumentos; otras veces es la Orquesta entera la que debe expresarse. A cada uno de nosotros nos es dada una Partitura individual, pero quien sabe y conoce la Gran Obra es el Gran Director. Es por ello que debemos estar preparados para poder percibir cuándo Él nos hace la seña de que es nuestro turno, nuestra oportunidad de colaborar con esta Gran Sinfonía de la Vida.

Y tú, ¿ya afinaste tus instrumentos?